Problemas y Solución de los Multifocales Progresivos

Cuando el ojo humano se encuentra sano y en la plenitud de sus posibilidades, dispone de una lente interna ligada a un anillo muscular; el cual le permite un cambio de poder óptico, de acuerdo a la distancia que media entre el objeto que deseamos ver y nuestros ojos.

Esta lente interna se llama CRISTALINO y, en la vida cotidiana, constantemente cambia su refracción según se encuentren más lejos o más cerca los objetos que queremos mirar. En su modo relajado nuestro cristalino enfoca al infinito y debe aumentar su poder GRADUALMENTE para enfocar los objetos que se encuentren desde los tres metros hasta ldistancias menores. Es por ello que necesitamos una sola graduación para nuestras lecturas más frecuentes, que generalmente se efectúan a una distancia aproximada de 30cm, pero necesitaríamos varios anteojos más para lograr total nitidez a 60cm, a 1m, a 1,5m, etc.

Es pues, en este momento, que viene en nuestra ayuda el multifocal progresivo.

Estos cristales poseen una zona definida para la visión lejana que comprende aproximadamente el 50% de su superficie; un canal en el cual, de arriba a abajo,se escalonana todas la graduaciones que median entre lejos y cerca, y finalmente una tercer zona, definida y estabilizada para la visión cercana en exclusividad. Naturalmente debido a todas las graducaciones que se encuentran en un único cristal, el sistema se transforma en el más pretencioso de la óptica actual, ya que apunta a devolvernos la visión nítida y clara para cualquier distancia que deseemos mirar.

El ojo joven y eméntrope dispone de un sistema que modifica el aumento de su lente interna según la distancia a que se encuentra el objeto que mira. Es un proceso intuitívo e involuntario pero absolutamente necesario para la nitidez visual. Después de los 40 años empezamos a perder esta capacidad llamada acomodación y necesitaríamos varios anteojos para tener nitidez en todas las distancias. Aqui surgen en nuestra ayuda los cristales multifocales progresivos, lentes que disponen de todos los aumentos para lograr nitidez a cualquier distancia. Una vez lograda la adaptación que muchas veces es inmediata, nos permiten recuperar la buena visión de la juventud.

Cada zona de visión, con su graduación correspondiente, se encuentra ubicada en el cristal en la parte en que más probablemente la necesitamos en la vida cotidiana: la de lejos al frente, la de cerca en la parte inferior y las intermedias entre ambas; pero, lógicamente, cada una de ellas significa un sacrificio de áreas respecto de las otras. Si salimos a caminar, lo ideal sería disponer de un unifocal con la graduación de lejos exclusivamente, ya que con el multifocal, al bajar la mirada hacia la vereda, quizá no podamos contar las baldosas porque se interpone la graduación para cerca. Esto se soluciona inclinando levemente la cabeza hasta que nuestra mirada vuelvae a pasar por la zona superior del cristal.